¿Por que deberíamos aprender de los niños?

¿Por que deberíamos aprender de los niños?

Algunos personajes celebres de la historia de la humanidad han hecho referencia de una u otra forma a que deberíamos aprender de los niños, y estar mas conscientes en nuestro papel como adultos, cuando se trata de guiarlos, orientarlos, educarlos y observarlos. Ejemplos:

“De cierto os digo que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él”.

“Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos”.

Maestro Jesus.

“Los niños son los mejores maestros”.

Madre Teresa de Calcuta.

“Para los niños trabajamos, porque los niños son los que saben querer, porque los niños son la esperanza del mundo”.

Jose Martí.

En esta ocasión he sido inspirada por el comentario de una amiga, en relación con la actitud de su nieta. Ella me dice que la chica de 9 años está empeñada en “enseñar a sus padres” y “aconsejar a los adultos” que la rodean, pero ellos no conciben este comportamiento que califican de insolente, lo que genera discusiones frecuentes, malestar, impotencia en los padres y frustración en la pequeña.

Dado que ella se siente incomprendida y que nadie la toma en serio -más bien se le regaña por sus “malacrianzas”- el puente de comunicación está casi completamente desecho, pues en el seno de su familia, solo con su abuela puede hablar abiertamente, aunque, tampoco la señora comprende del todo a su nieta, solo hace de árbitro cuando el ambiente está caldeado, y en otras ocasiones pone sus oídos para escuchar las partes.

 

“Tus hijos necesitan que pongas todo de ti para que los ames tal como son, no para que pases todo el tiempo corrigiéndolos”.

Bill Ayers.

Esta niña quiere decidir su corte de cabello, la forma en la que se peina y se viste, quiere ser escuchada y atendida por todos en la familia. Siempre está queriendo decir algo importante, aunque nadie parece estar interesado en poner atención. Ella no encuentra sentido común en algunas prohibiciones e imposiciones como: no cuestionar las decisiones de los adultos, respetar horarios, cumplir con deberes escolares o domésticos, entender que los adultos son mas sabios y por lo tanto debe de obedecerlos.

A ella la regañan las personas que luego hacen lo mismo, por ejemplo, no respetan los horarios se sientan a la mesa con el teléfono, no comen cosas que no les gustan (aunque son saludables), no son consistentes entre lo que dicen y lo que hacen, no atienden cuando se les habla… etc.

Ella también quiere encarar a sus padres, hacerles escuchar sus puntos de vista, que le permitan expresarse y cuestionar cuando no esta de acuerdo con algo, pero esto se interpreta como una inadmisible pedantería que no pocas veces le genera problemas.

Los padres de esta niña pretenden hacerse respetar porque… “son sus padres”, por lo que les asiste todo derecho de decidir, imponer, obligar… y cuando no están de mal humor, les resultan graciosas las “ocurrencias” de ella. Es decir, de ninguna manera es escuchada para analizar de lo que se trata.

Cuando ella se sienta frente a su papá para hablarle, y hacerse entender, él se encuentra físicamente presente, pero no pone atención a lo que ella tiene para decir, ni siquiera puede responder con certeza a las preguntas, porque su mente anda envuelta en preocupaciones laborales o de cualquier otra índole.

“El trabajo esperará mientras le muestras al niño el arcoíris, pero el arcoíris no esperará mientras haces tu trabajo”

Erick Erickson.

No quiero en lo absoluto insinuar que en este hogar hay malos tratos, abuso o negligencia, pero la incomunicación entre padres e hijos está a la vista.

  • ¿Hasta cuando será sostenible esta situación?
  • ¿Esta niña se convertirá en una luchadora, o por el contrario se rendirá a la voluntad de los demás, porque a fin de cuentas es mas fácil seguir la corriente?
  • ¿Te parece correcto el hecho de que un niño deba obedecer sin diferir?
  • ¿Cuáles son los límites que debemos poner a nuestros hijos?
  • ¿Como encontrar un equilibrio para evitar los dañinos extremos?

“Cada padre debe recordar que un día su hijo va a seguir su ejemplo en vez de su consejo”

 Charles Kettering.

En muchos hogares se vive a diario con situaciones como la descrita anteriormente, y lo peor es que los involucrados por lo general no hacen nada para modificar los patrones que están creando comunicación deficiente (en muchos casos incomunicación total) entre padres e hijos, no se piensa mucho para castigar o reprimir de alguna forma al niño, a ver si desiste de su conducta… ¿inadecuada?.

Otros padres dejan que sus hijos hagan o digan lo que quieran, pero no para observarlos, analizar sus puntos de interés o generar conversaciones nutricias, este tipo de padres necesita estar al día en redes sociales, pensar en un trabajo por hacer, o cualquier otro asunto “importante” de adultos.

No me parece que los padres debemos ser permisivos, o dejar que los niños gobiernen la casa y tomen decisiones a cerca de todos los asuntos. Además, cada familia tiene sus propias características, valores, creencias e individualidades.

“La forma en la que le hablamos a nuestros hijos se convierte en su voz interna”.

Peggy O´mara.

Escucha a tu hijo, a todo lo que te quiera decir, si no lo haces, probablemente luego te vas a arrepentir, porque cuando crezca, echarás de menos a ese niño conversador, querrás que te pregunte tus opiniones en sus asuntos, que te cuente sus problemas y secretos, pero… probablemente no lo hará.

“Los adultos nunca entienden nada por sí mismos y es algo extenuante para los hijos tener que explicarles siempre las cosas”.

Antoine de Saint-Exupéry.

Los niños merecen ser respetados, atendidos, escuchados. Debería quedar muy claro para toda pareja que decide tener sus hijos, que proveerlos de alimentos saludables, ropas, calzado, juguetes, etc, es lo básico que se puede hacer por ellos.

El mejor legado de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada día.”

Leon Battista Alberti.

¿Por qué crees que tantos sabios reconocidos por sus aportes, han dicho que los niños son los mejores maestros? ¿Será que están en nuestras vidas para que también aprendamos de ellos?

Pero ¿Qué es lo que podemos aprender de los niños?

  • Un estado de alegría sin que haya motivo.
  • Siempre estar ocupados en “Aquí y ahora”.
  • Prefieren el movimiento y los espacios al aire libre y en contacto con la naturaleza.
  • Ellos saben lo que merecen y por eso lo reclaman con todas sus fuerzas.
  • Expresan sus emociones.
  • Olvidan pronto cualquier agravio.
  • Puedes encontrar verdades muy profundas, dichas con sencillas palabras.
  • La inocencia y la capacidad de asombro ante la vida.
  • Se adaptan fácilmente a situaciones nuevas.
  • Son espontáneos, auténticos, sinceros.
  • Cuando llegan a un lugar desconocido donde hay otros niños, fácilmente comienzan a jugar (aunque a veces hablan diferentes idiomas).
  • Cuando tienen sueño se duermen, sin importar lo que hay por hacer.

 

“La maternidad me ha enseñado el significado de vivir en el momento y estar en paz. Los niños no piensan en el ayer ni en el mañana. Solo existen en este momento”. Jessalyn Gilsig.

Prueba con estas sugerencias, son cosas simples que solo necesitan ser practicadas para incorporarlas como hábitos en tu día a día y que pueden mejorar progresivamente las relaciones con tus hijos:

 

  • Dedica tiempo de calidad con ellos cada día. Podría ser: conversar, jugar juntos, salir a pasear, sentarse a la mesa en familia, ayudar con las tareas escolares.
  • Hacer “acto de presencia” no significa solo que estés a su lado, sino atento a sus palabras y totalmente involucrado en sus inquietudes, por simples que te parezcan.
  • Mantente alejado del teléfono o cualquier otra cosa que te distraiga durante este tiempo.
  • Si tu hijo reclama tu atención, míralo a los ojos y hazle saber que estás interesado en el tema.
  • Una manera de iniciar una breve conversación podría ser¿cómo me queda esta ropa? ¿Me darías un masaje en la cabeza para aliviar estrés?
  • Enseña a tu hijo la importancia de sentirse en gratitud permanente, no se trata de decir “gracias” para parecer educado, es un sentimiento que se aprende especialmente de la actitud de los padres.
  • Si te está preguntando o pidiendo alguna cosa, antes de responder (si o no), detente un momento y analiza, que tu respuesta sea consciente, no vayas a estar repitiendo en automático alguna frase que te decían tus padres cuando eras chico.
  • Si te habla sobre algo inadecuado que hizo, no hagas un drama al respecto, sólo escucha con interés y en total presencia, para que puedas ofrecerle tu mejor consejo, y déjale saber que lo apoyas.
  • Aunque a la mayoría de los padres les gusta tener niños obedientes, si ellos obedecen sin cuestionar, podrían no tener criterio propio en el futuro, y por lo tanto, dejarse influenciar o manejar fácilmente por cualquiera.
  • Evita peleas innecesarias que deterioran las relaciones familiares y dan al traste con la armonía que debe reinar en todo hogar.
  • Cuando debas decirle no, ofrece una explicación acorde con la edad del niño y el asunto en cuestión.
  • Recuerda siempre que el amor es el único sentimiento que debe primar en todas las relaciones, pero especialmente entre padres e hijos.

 

“Pasamos los primeros años de la vida de nuestros hijos enseñándoles a hablar y a caminar y el resto de su vida a callarse y a sentarse. Hay algo mal en eso”.

Neil DeGrasse Tyson. 

Espero que este tema sea de tu interés, especialmente si tienes hijos, ellos lo merecen.

Si te surgen dudas, sugerencias o algún comentario, agradezco que me lo hagas saber a través del blog, mi correo electrónico bluepink0437@yahoo.com, o también por Facebook a Beatriz Mahiquez.

Bendiciones y lindo día.

 

Back to blog

2 comments

Hola Lidus. Soy la autora del artículo que ha motivado tu comentario, y estoy agradecida de todo lo que escribiste porque veo que has captado el sentido justo de todo lo que quise expresar. Bendiciones y gracias por comentar

Beatriz Mahiquez

Muy interesante y oportuno el tema que ha desglosado educadora. Quisiera opinar que
atendiendo, entre otras cosas, al deterioro de la sociedad actual, precisamente por pérdida de su núcleo básico y fundamental que es la familia, cabe resaltar que en muchas familias los que hacemos el rol de padres, hemos llegado ahí por “accidente” y caemos en el establecido, aprendido, tradicional y repetitivo patrón de nuestra generación inmediatamente anterior, donde los “adultos” son los que saben, son los que pueden hablar, opinar, refutar e imponer libremente ideas, normas y comportamientos. Hoy día en las familias impera el caos emocional por falta de integridad propia, de amor y respeto personal, por no comprender que cada persona que llega a nuestras vidas es un enviado, un mensajero, un maestro en pro de nuestro crecimiento y desarrollo como seres hechos a imagen y semejanza de la Creación y los niños sin importar su edad o vínculo con nosotros, precisamente es eso lo que hacen apoyados en su inocencia, ingenuidad, autenticidad, imparcialidad y amor incondicional.

Lidus

Leave a comment